martes, 18 de noviembre de 2008

El universo malogrado. Carta a Cioran

Hace unos días quedé con mi amigo José Ignacio para tomar unas cervezas y hablar a gusto y sin prisas como venimos haciendo cada dos o tres meses desde hace un montón de años.
Según él, nuestra conversación es la misma desde hace cuarenta años. Y es verdad. Pero a mi cada encuentro me parece no sólo distinto, sino único.

En el último, José Ignacio Nájera apareció con su último libro recién editado Me había dicho en un mensaje que me iba a traer un regalo, pero yo no tenía ni la menor idea de que estuviera metido en trajines editoriales y no me podía imaginar que fuera eso. Realmente, una sorpresa.


El libro promete. No sólo por lo que anuncia la contraportada, sino porque ya he tenido el placer de leer otros libros suyos. Uno de ellos, Caminos de otoño, lo disfruté a conciencia hace dos veranos. No me explicaba cómo un texto en el que aparecía Heideger de continuo, podía hacerse tan ameno.

Después leí El enfermo epistemológico, cuyo título estuvo a punto de hacerme desistir de su lectura. Pero como ya tenía la experiencia del anterior, no hice caso. "Igual, hasta está bien", pensé. Lo leí de un tirón. Y seguí preguntándome en qué radicaba el gancho.

Yo no escribo bien. Ni un poquito. Y no estoy dispuesto a tragarme nada que me aburra, aunque sea de mi propio padre. Esto, como se puede imaginar, me ha costado algún enfado que otro. Lo digo por la sinceridad de mis opiniones literarias.


Este que tengo entre manos, El universo malogrado [Carta a Cioran] va de nihilistas; de un nihilista vivo que le escribe a otro nihilista muerto. Que cómo es posible Sí, sí, entre nihilistas esto es de lo más normal.

Ya os contaré.

8 comentarios:

Sarashina dijo...

Es que los nihilistas, menos pegarse un tiro, que sería lo suyo, hacen unas cosas muy graciosas. El nihilista más coherente es el que no es nihilista. ¿Se entiende?

Mobesse dijo...

Clares, los nihilistas tampoco creen en los tiros. Es más, el tiro es la demostración de que se ha llegado al final del camino, del camino nihilista y se empieza a creer en algo; en el tiro o en sus consecuencias. También tu aforismo encuentra eco en el libro de José Ignacio que no es otra cosa que un estudio sobre el escepticismo y el nihilismo con sus contradicciones incluidas.

Es curioso.

Sarashina dijo...

Pues o soy muy lerda o sigo sin entender lo del tiro. A mí, con perdón, me parece una paja mental. Cosas del desocupo.

Fernando Manero dijo...

Creo que todavia Cioran es un gran desconocido, pese a haber sido traducido al español y dado a conocer en la obra de relevantes autores de nuestro país. Para mí sigue siendo un enigma, que me gustaría descifrar. Por eso no me atrevo a decir nada hasta que lo lea, por lo que te agradezco esta referencia a la obra de tu amigo, que, me da la impresión, está muy versado en la materia. Desde luego es un placer compartir con un amigo complicidades e inquitudes intelectuales como la que apuntas.

Pilar M Clares dijo...

De nihilista vivo a muerto como que no promete ser muy divertido, pero claro, viniendo de un filósofo literato puede resultar cualquier cosa.
Lo que me gusta bastante de la contraportada es el culto a la carta, ese discurso intencionado, temporal, cerrado, síntesis de algo que sucede en ele stado de ánimo, en la vida, en el momento más o menos largo de una persona.
Tengo cartas recibidas desde que tenía 8 años. Amarillean. Es normalmente cuando me traslado que abro alguna: Mi queridísima nietecica Pilar (abuela), Querida amiga, estoy en Torrevieja, te echo de menos, esto es un asco (Amparo), Hola PIlardroga (buen amigo) y etc. y ahí veo mi infancia, o mi adolescencia, o mis traslados a otras ciudades, pequeñas historias que podrían hacer la mía, una de las mías, de las posibles mías. Me gustan mucho las cartas, los e-mail también, aunque estos me plantean el problema de la perdurabilidad.

Mucho podría hablar de este tema, es uno de los que siento que me conforman.

Muchos besos, Mobesse, enhorabuena por tu blog, y a darle caña.

Mobesse dijo...

En la infancia, uno de nuestros debates (medievales) preferidos era el de las Ciencias contra las Letras. Al empezar la universidad nos perdimos la pista. Pero supe que estaba estudiando Filosofía en Sevilla. Pensé que era una traición. Cuando muchos años después lo encontré por causalidad lo primero que oí de él fue que era un nihilista, admirador de Cioran. Nunca me ha hablado del rumano. Y yo no he leído nada de él (pero me lo imagino). Ahora, mi amigo el Nájera me ha escrito este libro para explicarme quién era Ciorán, según él. Con aparato crítico. Me estoy instruyendo y entreteniendo a la vez. De nihilista a nihilista lo está poniendo de vuelta y media. Claro que el Nájera lleva la banca.

Rodericus Ignatius XVII dijo...

Todavia ha sido publicado este libro?

Guillermo da Costa dijo...

Tal vez les interese este texto:

http://emilmcioran.blogspot.com/2009/11/el-universo-malogrado-proposito-de.html

Un saludo de otro admirador de José Ignacio Nájera.