jueves, 4 de diciembre de 2008

Productos españoles

El ministro de Industria, Miguel Sebastián, nos anima a consumir estas Navidades (¿por qué no todo el año?) productos españoles. Aunque este consejo va en contra de mis principios neoliberales y de la leyes de la competencia, me gusta. Los patriotas somos así.

Voy a mirar, pues, en un sitio que conozco a ver lo que es español y lo que no.

(... unos días later.)
¡Vaya! ¡Qué sorpresa! Resulta que ni los patés Apis, ni la mayonesa Calvé, ni los encurtidos La Española (¡con ese nombre!), ni el aceite La Masía, ni el agua de Lanjarón, ni el pan Bimbo, ni los aperitivos Matutano son españoles ¡Tampoco, La Casera! Ni la manzanilla Sueños de Oro, ni la leche Puleva, ni el queso El Caserío. Las madalenas Ortiz, los dulces Martínez, las galletas Fontaneda y los cafés Saimaza y Marcilla son, como casi todo lo anterior, estadounidenses.

Desde que me enteré, por un un intento de cerrar la fábrica, de que las maquinillas de afeitar Gillette eran yankees, sólo uso las Wilkinson. Acabo de descubrir (y no puedo creerlo) que esta marca y además la Schick pertenecen a holding USA llamado Energizer Holdings, Inc.

No salgo de mi asombro. Va a ser prácticamente imposible comprar productos españoles; ni siquiera europeos. No sólo la inmensa mayoría de refrescos son norteamericanos; también lo son el té Hornimans, los chicles y caramelos Orbit, Freedent y Sugus; el Yoplait, las galletas Oreo o Ritz, las patatas fritas Lays (¡que horror!), toda la salchichería alemana Oskar Mayer, las conservas Gigante Verde, el queso Philadelfia, los chocolates Milka, Toblerone, Suchard y Carte D' Or. Si miro los productos de cuidado corporal y belleza o de limpieza del hogar, etc. son casi todos yankees. Las marcas Volvo y Saab ya no son nórdicas, ni la Opel, alemana. Casi todo está en manos de cuatro multinacionales o corporaciones estadounidenses , como, por ejemplo General Motors Corp., Sara Lee Corp. , Procter & Gamble Co, General Mills Inc., Altria ex-Philips Morris, Kraft Foods Inc., Pepsico Inc., Nabisco Holdings Corp., Mars Inc., entre otras, que, a su vez, posen grandes marcas internacionales.

¿Intentará, acaso, el señor Sebastián decirnos que nos abstengamos todo lo posible de comprar productos, USA, Japan, etc. y nos limitemos a las marcas nacionales o, en todo caso, europeas?

¿Y que pasará si con nuestro boicot arruinamos a estas empresas y cierran las fábricas que tienen en España? Un montón de gente se quedará sin curro. No puede ser. Seguramente lo que el ministro ha querido decir es que debemos comprar productos "fabricados" en España.

Se acabaron entonces los "Todo a 100", los made in China, o sea, todo. ¡Ah! Y se acabó comprar en las tiendas tan españolas de Bershka, Massimo Dutti, Oysho, Pull & Bear, Stradivarius o Zara? Es cierto que pertenecen todas al españolísimo Amancio Ortega, dueño de Inditex. pero parece ser que este señor tiene buena parte de sus fábricas en países donde se trabaja un montón de horas al día por un sueldo, no ínfimo, sino infame.

¡Vaya por dios! Nos han estado toda la vida alabando las excelencias de la libre competencia, de la autoregulación del mercado, del abaratamiento de los productos, de la suerte que tienen los consumidores, etc. Y cuando, por fin, todo está más o menos al alcance de nuestro bolsillo, cuando nuestros PC están repletos de periféricos, nuestros armarios llenos de ropa y nuestro frigo lleno de comida exótica, nos vienen diciendo que si nos hemos cargado todo el tejido industrial de Valencia, desde los mármoles hasta el calzado, pasando por las alfombras, que si esto no puede ser, que habrá que hacer algo, y en ese plan. ¿En qué quedamos? ¿El mercado es sagra'o, o no lo es? ¿Compramos pruductos españoles o de España? ¿Los más baratos o los más caros?

Estoy pensando que estas Navidades no voy a comprar ni productos españoles ni no españoles, no voy a comprar y punto. Puede que ni siquiera vaya.

Y, si hundo el mercado, pues lo hundo.

¡Y los calzoncillos Abanderado también son americanos!